
Creo que enredaría ese larga cabellera entre mi brazo derecho, mientras que con el izquierdo controlaría los vaivenes de sus caderas, mientras mis ojos contemplan la fricción de sus músculos vaginales con los cavernosos de mi pene, entre suave y duro halaría de sus cabellos, imaginándome domar una potra salvaje.
No hay comentarios:
Publicar un comentario